domingo, 12 de diciembre de 2010

A un click de Eva Ekvall



DUBRASKA FALCÓN | EL UNIVERSAL
domingo 12 de diciembre de 2010 12:00 AM
Click. Click. Click. Durante tres meses los acontecimientos importantes de la vida de Eva Ekvall venían acompañados del sonido del click de una cámara fotográfica. Quién pulsaba el botón era Roberto Mata. Quién se encontraba delante del lente no otra sino la "primera Miss Venezuela del milenio". Pero está no es una historia típica. Ni ella posaba frente a su lente, ni él la dirigía como modelo.

La historia que comenzó entre ellos el pasado 2 de julio del 2010, con el partido de semifinal del Mundial entre Brasil y Holanda, nacía con un trato de por medio: Bolivia Bocarranda, directora de SenosAyuda, le pidió al fotógrafo Mata que documentará lo que vivía Ekvall con el cáncer de mama.

De buenas a primera ella aceptó. No lo pensó mucho. Él, en cambio, le dijo que lo discutiera con su familia. Lo que haría desde ese 2 de julio sería estar dentro del círculo más íntimo de la ex Miss, mientras ella luchaba contra el cáncer de mama. Igual ella dijo que sí. No tenía nada que pensar.

"La verdad, creo que él me dijo que lo pensara y le diera una respuesta el lunes siguiente porque Roberto también tenía que pensarlo", dice Eva mientras lo miraba.

Éste afirma con la cabeza. No es un persona que cuenten con mucho tiempo libre. Incluso, a Ekvall le aseguró que no tenía tiempo para realizar ese trabajo de documentación. Al final ambos aceptaron.

Y así comenzó esta historia, cuya banda sonora era el click de la cámara. Eva dice en tono de broma que se sentía como Paris Hilton y sus paparazzis.

Luego se ríe a carcajadas. Él aún la observa y presiona su cámara. "Así ha sido desde entonces. De pronto estamos hablando y suena: 'click'. Está tomándome una foto. Lo miro y le digo: 'Avísame cuando termines y seguimos hablando'. Siempre fue así", afirma.

Roberto Mata ni le presta atención. Mientras transcurre la entrevista más de una vez su rostro se pierde detrás de la cámara fotográfica. Se mueve como pez en el agua. Eva se siente cómoda. Ambos se sienten a gusto.

"Cuando tienes a una persona que está detrás de ti con una cámara, ya después de tres días se convierte en un amigo. En una compañía que tiene incluido el sonido del click de la cámara", dice entre risas Eva.

"Bolivia me dijo que trabajará con Eva. Me dijo: 'Esta chica que fue Miss Venezuela'. Yo no tenía ni idea de quién era, porque realmente no estoy enterado del tema farandulero venezolano, ni hablar del Miss Venezuela. Pero me aseguró que había un vínculo bien importante, porque ella era como una hija más para Bolivia, que estaba padeciendo de cáncer. Le dije que sí en el momento. Pero luego pensé que podría ser algo realmente interesante", afirma Roberto.

Pero cuando Roberto Mata llegó a la vida de Eva Ekvall ya ella había salido airosa de más de cinco quimioterapia. Solamente faltaba la operación que terminará con todo lo que durante meses padeció. Así que lo primero de esta historia que se escribe y fotografía a cuatro manos era buscar la excusa precisa para el encuentro.

"En el primer encuentro no había nada. Ya las quimios habían pasado", recuerda Roberto. "Solamente estaba el Mundial de fútbol. Y así empecé. La familia reunida en la casa de Eva. No había otra excusa. Me recibieron muy bien. Estaban su mamá, la pequeña bebé, el hermano que no vivía aquí y que estaba de visita en el momento; y el marido de Eva estaba de viaje. El motivo era el cáncer... y yo estaba ahí. Así empezó todo. Pero sin ánimos de realizar ningún libro. Hasta ahora era algo personal", dice.

Fue más que personal. Luego de tomar un poco más de cuatro mil fotografías durante tres meses -"en digital ese número no debería sorprender", dice Roberto- un día Eva le dijo que quería hacer un libro. En un principio coescrito con Mata, pero él se negó a escribir. "Yo lo que soy es fotógrafo", le dijo. Y así fue que por fin, luego de tanto tiempo Ekvall puedo ver las imágenes que le habían tomado.

"No quise que las viera. No quería contaminar lo que hacíamos", dice Roberto. "Bueno la verdad", lo interrumpe Eva. "Yo tampoco le pedí que me las mostrara". "Llegué muy tarde a la fotografía digital. Estoy acostumbrado revelar y después mostrar. Esa es mi cultura", asegura Roberto.

En ese momentos los lazos ya estaban afianzados. Incluso, asegura que el momento que terminó de unirlos fue el jueves 22 de julio: el día de la Mastectomía Radical Bilateral. Nunca consiguieron el permiso para que Roberto entrará al quirófano a tomar fotos. En el fondo lo agradeció. Él no sabía cómo iba a reaccionar al ver a Eva mientras la operaban.

"Lo que viví como individuo fue muy especial", asegura Roberto. "Ya cuando entró a quirófano la experiencia como fotógrafo fue distinta. Ese día se estrecho la relación con la parte de Eva que se quedaba en la sala de espera: sus padres, su hermano, sus amigas y su esposo. Ese día hice buenas fotos. Fue un día de vivencias. Trataba de estar un paso detrás de ellos para no incomodarlos, pero me adoptaron de una u otra manera. Cuando se la llevaban al quirófano fue la primera vez que la vi asustada. Eso me impresionó. Aunque fue una operación corta, me pareció una eternidad. Yo tenía que salir de viaje el viernes. Así que esperé que la bajaran. La vi toda golpeada, bueno, como sale cualquiera de una operación. Pero me fui preocupado. A donde iba no tenía cobertura telefónica. El lunes la llamó, me imaginé que tendría que irme corriendo a la clínica. Pero no, ella estaba comprando una lámpara. Le dije: 'No joda'. ¿Cómo me va hacer eso?", se pregunta mientras Eva ríe a carcajadas.

Y con esa fortaleza ambos enfrentaron una historia que hoy se llama Fuera de Foco.

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