Sin tacones, maquillaje y toda la parafernalia de una miss, Marelisa Gibson camina tranquila, como cualquier otra mujer venezolana, en los pasillos del Aeropuerto Internacional Simon Bolívar de Maiquetía.
Hay gente que la mira, le parece familiar su rostro, pero no reconoce de inmediato a la muchacha que lleva zapatillas, jeans y una camisa azul manga larga. Un agente de inmigración sí lo hace. Se emociona cuando la ve y le dice: "Eras mi reina. No entiendo cómo quedaron las otras misses y te dejaron por fuera. Te robaron el puesto".
La joven, que ayer cumplió 22 años de edad, le sonríe tímidamente y le agradece su apoyo.
Tiene unas leves ojeras, causadas por el llanto y, sobre todo, por el cansancio. Después de que participó el lunes en la gala del Miss Universo celebrada en Las Vegas, regresó al día siguiente a Caracas para devolverle a la Organizacion Miss Venezuela las maletas que contienen los atuendos que lució en el concurso.
El miércoles en la mañana volvió a viajar a Estados Unidos, pero esta vez iba de vacaciones. Su familia, padres, tíos, hermanos, primos, la esperaban allá. Ellos viajaron a Las Vegas con la intención de auparla en la competencia y ahora le ayudarán a subir los ánimos durante dos semanas en un recorrido por la costa oeste de ese país.
"Quiero distraerme un poco. Este año fue intenso con toda la preparación. Y se agudizó durante las últimas semanas. Fue mucho trabajo. Todavía me cuesta entender cómo no quedé entre las quince semifinalistas, sobre todo por el cuadro que resultó. Había muchachas muy lindas, pero que no estaban tan preparadas", dice Gibson.
La estudiante de Arquitectura señala que le sorprendió la decisión del jurado, especialmente porque ella había tenido una buena actuación en las actividades previas al certamen, como la entrevista con el jurado y la noche de las preliminares. "La presidenta de la Organizacion Miss Universo, Paula Shuggart, incluso felicitó a Osmel Sousa por mis respuestas. Otras personas decían que me había lucido en la pasarela cuando desfilé en traje de baño. La verdad es que yo no puedo decir si esto fue un castigo para Venezuela, no sé si las demás organizaciones pidieron que el país no figurara en el cuadro de semifinalistas. Insisto, no sé qué pasó".
Gibson expresa que Jimena Navarrete, la Miss Universo 2010, era uno de los rostros más bellos de las candidatas que compitieron. "Es muy linda, aunque tímida. No pude compartir mucho con ella porque tenía un círculo cerrado. Estaba siempre con Colombia. Le deseo lo mejor".
De la noche final, Miss Venezuela asegura que fue difícil salir de nuevo al escenario una vez que la eliminaron del concurso. Pero ella, siempre perfeccionista, quiso mostrar la mejor cara del país. "Sonreía lo más que podía. No me quería desplomar. Y la verdad es que tuve el apoyo maravilloso de otras candidatas, como Curazao, que me dijeron: `Estabas en mi top five".
Cuando terminó la ceremonia, Gibson se encontró con su familia. Fueron a cenar y allí pudo saciar muchos antojos.
"Moría por una hamburguesa y la disfruté por completo", recuerda risueña. Sobre su futuro inmediato, dice que no tiene más planes que terminar el buen año de su reinado como Miss Venezuela.
La organización ya le propuso participar en otro concurso de belleza internacional. Pero antes de volver al ruedo, quiere disfrutar al máximo de los mimos y paseos familiares.
viernes, 27 de agosto de 2010
Marelisa Gibson: No puedo decir si fue un castigo
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