El pasado 23 de agosto Ximena Navarrete escribió con letras grandes en Las Vegas el nombre de México tras ganar la segunda corona de Miss Universo para su país.
En primera fila y en el mismo lugar donde 19 años atrás había sido coronada su preparadora, Lupita Jones miraba atentamente el desenlace del concurso. Mientras el animador de la velada anunciaba el nombre de la sucesora de Stefanía Fernández, la ex Miss Universo temblaba de nervios sin ocultar que tenía el corazón en la mano.
Luego vino el triunfo de su pupila, y aunque Lupita lloró de emoción al saber la satisfacción del deber cumplido, tres semanas después de ese momento nos confesó que sus lágrimas también fueron de felicidad al sentir que se quitó un peso de encima.
“Qué bueno que ahora tenemos una nueva corona en México porque ya era hora de refrescar eso y qué bueno que ya va a desaparecer de mis cuestionarios la pregunta esa de ‘qué se siente ser la única Miss Universo mexicana’. No sabes como adoro eso, bendito sea Dios ya no soy la única y me siento liberada de muchas cosas”.
La jueza de Nuestra belleza latina, quien el lunes cumplió 42 años, nos reveló que ya estaba harta de que en su país muchas personas la culparan de la mala suerte que habían tenido sus paisanas en Miss Universo.
Durante 17 años se dio a la tarea de preparar a las mexicanas que iban al concurso universal tuvo logros destacables, pero el país no se conformaba y en una actitud bastante injusta, le exigía otra corona a como diera lugar.
Los más atrevidos llegaron a afirmar incluso que Lupita había conjurado una maldición y como en los cuentos de brujas, como afirmaba el venezolano Osmel Sousa, ya no volvería a ganar una reina azteca porque el deseo de Jones era reinar por siempre y cada día se lo pedía a su espejito mágico, al estilo cuento de Blanca Nieves.
“Estaba cansada de los comentarios malintencionados y que la gente hablara de una maldición. Gracias a Dios ya tenemos otra Miss Universo y me van a dejar descansar un poco”, comentó Lupita, quien con una carcajada dejó en claro que aunque Ximena Navarrete ganó ella no le quitó ningún título.
“Es que yo todavía tengo mi corona, a mí nadie me la quitó, yo la sigo teniendo en mi casa. Eso es lo que la gente no ha entendido. Nadie me la puede quitar porque yo me la gané y la de Ximena es de ella porque ella se la ganó”.
Y al preguntarle por qué la tapatía sí logró conquistar esta vez al jurado y convencerlos de que no existía mejor lugar para enviar la corona universal que la tierra mexicana, la primera Miss Universo azteca sólo le da crédito a la suerte.
“Creo que Ximena igual que todas las chicas que han representado al país lo han hecho con el corazón, se han entrenado muchísimo y este año lo que pasó es que se nos dieron las cosas. Lo mejor es que se dio la situación de que coincidió con nuestro Bicentenario y me llena de alegría saber que una mujer le está llevando esta alegría al país en medio de los momentos difíciles por los que atravesamos”.
Pero aunque Lupita odia que se hable de maldición y conjuros, muchos aseguran que hubo pócimas celestiales en la elección de Ximena Navarrete como Miss Universo y que el destino estaba buscando un molde similar al de la mexicana que el 17 de mayo de 1991 puso a bailar jarabe tapatío a todo el mundo con su elección.
Espejito, espejito, ¿será que Lupita y Ximena guardan algún parecido?: Ambas ganaron en Las Vegas, ambas miden 5 pies y 8 pulgadas, ambas tienen ojos café, ambas tenían 22 años y ambas son amadas por el público. Si eso no es magia o conjuro, entonces qué es.
“Viene siendo como la cereza del pastel y el premio a todo el trabajo que hemos hecho. Siempre pienso que nuestra reina va a ganar y con esa mentalidad vamos siempre hasta que conquistemos más coronas”. Se acabó la maldición.
En primera fila y en el mismo lugar donde 19 años atrás había sido coronada su preparadora, Lupita Jones miraba atentamente el desenlace del concurso. Mientras el animador de la velada anunciaba el nombre de la sucesora de Stefanía Fernández, la ex Miss Universo temblaba de nervios sin ocultar que tenía el corazón en la mano.
Luego vino el triunfo de su pupila, y aunque Lupita lloró de emoción al saber la satisfacción del deber cumplido, tres semanas después de ese momento nos confesó que sus lágrimas también fueron de felicidad al sentir que se quitó un peso de encima.
“Qué bueno que ahora tenemos una nueva corona en México porque ya era hora de refrescar eso y qué bueno que ya va a desaparecer de mis cuestionarios la pregunta esa de ‘qué se siente ser la única Miss Universo mexicana’. No sabes como adoro eso, bendito sea Dios ya no soy la única y me siento liberada de muchas cosas”.
La jueza de Nuestra belleza latina, quien el lunes cumplió 42 años, nos reveló que ya estaba harta de que en su país muchas personas la culparan de la mala suerte que habían tenido sus paisanas en Miss Universo.
Durante 17 años se dio a la tarea de preparar a las mexicanas que iban al concurso universal tuvo logros destacables, pero el país no se conformaba y en una actitud bastante injusta, le exigía otra corona a como diera lugar.
Los más atrevidos llegaron a afirmar incluso que Lupita había conjurado una maldición y como en los cuentos de brujas, como afirmaba el venezolano Osmel Sousa, ya no volvería a ganar una reina azteca porque el deseo de Jones era reinar por siempre y cada día se lo pedía a su espejito mágico, al estilo cuento de Blanca Nieves.
“Estaba cansada de los comentarios malintencionados y que la gente hablara de una maldición. Gracias a Dios ya tenemos otra Miss Universo y me van a dejar descansar un poco”, comentó Lupita, quien con una carcajada dejó en claro que aunque Ximena Navarrete ganó ella no le quitó ningún título.
“Es que yo todavía tengo mi corona, a mí nadie me la quitó, yo la sigo teniendo en mi casa. Eso es lo que la gente no ha entendido. Nadie me la puede quitar porque yo me la gané y la de Ximena es de ella porque ella se la ganó”.
Y al preguntarle por qué la tapatía sí logró conquistar esta vez al jurado y convencerlos de que no existía mejor lugar para enviar la corona universal que la tierra mexicana, la primera Miss Universo azteca sólo le da crédito a la suerte.
“Creo que Ximena igual que todas las chicas que han representado al país lo han hecho con el corazón, se han entrenado muchísimo y este año lo que pasó es que se nos dieron las cosas. Lo mejor es que se dio la situación de que coincidió con nuestro Bicentenario y me llena de alegría saber que una mujer le está llevando esta alegría al país en medio de los momentos difíciles por los que atravesamos”.
Pero aunque Lupita odia que se hable de maldición y conjuros, muchos aseguran que hubo pócimas celestiales en la elección de Ximena Navarrete como Miss Universo y que el destino estaba buscando un molde similar al de la mexicana que el 17 de mayo de 1991 puso a bailar jarabe tapatío a todo el mundo con su elección.
Espejito, espejito, ¿será que Lupita y Ximena guardan algún parecido?: Ambas ganaron en Las Vegas, ambas miden 5 pies y 8 pulgadas, ambas tienen ojos café, ambas tenían 22 años y ambas son amadas por el público. Si eso no es magia o conjuro, entonces qué es.
“Viene siendo como la cereza del pastel y el premio a todo el trabajo que hemos hecho. Siempre pienso que nuestra reina va a ganar y con esa mentalidad vamos siempre hasta que conquistemos más coronas”. Se acabó la maldición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario